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Neurocepción, trauma sensorial y autismo.

Los estímulos son procesados a través de nuestros sentidos, esas sensaciones son interpretadas y determinan la forma como percibimos el mundo. Los autistas presentan, en mayor o menor medida, un procesamiento sensorial diferente siendo hiposensibles o hipersensibles ante determinados estímulos. Esto supone, por un lado, que su percepción del mundo, la manera cómo conciben la realidad, es distinta; por otro lado, que los entornos que los neurotípicos pueden percibir como apacibles pueden ser para ellos amenazantes. Stephen Porges definió la neurocepción com o el monitoreo que hace el sistema nervioso autónomo en búsqueda de amenazas. Así, la respuesta será la sensación de seguridad, el buscar luchar o huir, el congelarse y paralizarse. Muchos autistas no puede expresar su malestar ante un entorno sensorialmente amenazante, se acumulan así grande montos de estrés que a la larga puede causar un trauma sensorial. Conocer el perfil sensorial, hacer una dieta sensorial, hacer adecuaciones y dar herramientas para controlar las agresiones sensoriales, son formas necesarias para garantizar la experiencia de bienestar y la salud física y mental de los autistas.