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La Ysolina - La Pampa - Re.edit 5 лет назад


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La Ysolina - La Pampa - Re.edit

La Ysolina - La Pampa Detrás de todo hogar, existe una gran historia de amor. Uno de los protagonistas nace en Alessandria (ITALIA) el 8 de Enero de 1857, llega a la Argentina cargado de buenos augurios capaz de enfrentar cualquier desafío en estas tierras que le abría sus puertas. Su nombre: Pedro María Invernizzi. La otra protagonista nació en San Vicente (Bs.As) el 21 de abril de 1876, hija de padres Italianos, su nombre: Isolina Teodora Landoni. Se casaron en la ciudad de Olavarría el 7 de Mayo de 1894, el tenia 37 años y ella sus jóvenes 18 años. En sus comienzos alquilaban un campo entre las localidades de Doblas y Ataliva Roca, se dedicaban a la cría de ovejas, hasta que el Sr.Castex les vende una legua en cercanías de Rolón. Eligieron la zona mas alta del campo para el casco de la estancia, fueron 17 hectáreas donde comenzaron a construir el chalet que finalizo en el año 1911 aproximadamente. Tuvieron dos hijos: Francisco, el mayor, que nació en 1897 y falleció en 1948, el cual nunca se caso y tampoco dejo descendencia, era amante del arte y de la música, digamos el artista de la familia. Convivio con problemas de salud que hacían que viva mucho tiempo en Capital Federal. El menor de los hermanos: Pedro Diego, nació el 7 de septiembre de 1907 y falleció el 17 de Diciembre de 1956, en un accidente de aviación mientras fumigaba un campo cercano a Macachín, en LA ORACION. En los inicios de La Ysolina, su propietario como buen italiano lleno de árboles el lugar, se plantaron tamariscos, luego pinos, olmos, eucaliptos y varios frutales como perales, ciruelos, manzanos, membrillos y algunas higueras. Se instalaron 4 tambos repartidos en el campo y atendidos por familias como los Zurita y los Rasera. Isolina Rasera nació en el campo, de ahí heredo su nombre, acompaño a la familia Invernizzi con la crianza de los niños y estuvo en el campo hasta que falleció. Don Pedro se dedicaba también a la cría de toros, en varias oportunidades sus ejemplares fueron premiados en las exposiciones. El chalet estaba rodeado con rejas, con su puerta de entrada que daba a un jardín con palmeras. Esto mismo se repetía en la parte posterior del chalet donde había dos galerías con habitaciones y cerradas con enrejado de madera por donde se subían las enredaderas. Don Pedro ayudo con los colonos judíos de Rivera. Era un hombre fino, muy respetado y querido en la zona. Isolina era una mujer de mucho carácter, todos los días salía en la “Americana” que conducía ella a recorrer el campo y los tambos, nada se le escapaba de su control. Don Pedro e Isolina eran personas muy activa socialmente, les gustaba organizar reuniones familiares o con amigos en su campo, se realizaban banquetes dentro de la casa o en alguno de sus jardines, sonaba la música y el baile era otro motivo de la tertulia. En una segunda parte publicare como siguió la historia, les contare del Sr. Lucotti el jardinero, de Tony el perro de la familia y tantas vivencias que guardan las paredes de esta increíble casona, sobreviviendo al tiempo y al olvido. RELATO PERSONAL " La vida no es la que vivimos, sino como la recordamos para contar " Sin todos estos testimonios no hubiera sido posible, después de muchas horas de charla, de mail, o de simplemente pasar el tiempo, pude recapitular esta historia y compartirla. Que decir de este lugar, las imágenes hablan por si sola, imagino lo que extrañaran esas paredes escuchar música o el bullicio de las personas, de niños jugando por sus jardines o el aroma de sus perfumadas flores. Siempre las cosas pasan por algo, y ojalá pase algo de verdad, que lleguen a recuperar esta casa, no pretendo que la restauren porque se lo difícil que seria, pero al menos mantenerla y no dejarla caer, aquí hay muchas horas de trabajo y mucho amor, creanme aun se siente esa energía de quienes la habitaron. Si vemos estas fotos en cualquier otro lugar seguramente lamentaríamos de no tenerlo aquí, pero acá no hay excusas, esta en nuestra Pampa y si un simple aficionado pudo hacer todo esto, como alguien con mas recursos no podrá hacer un poquito mas. Palabras de agradecimiento a la familia Invernizzi que abrió sus fibras mas intimas y las compartió conmigo, agradecer a tod@s los que me acompañan en estas aventuras que me llenan de felicidad. Costo mucho pero logre, arranco a escribir las primeras hojas de la historia de La Ysolina.

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