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El Niño Miguel por fandangos de Huelva En privado febrero de 2011

Ruego que me disculpen, porque este vídeo había sido subido ya, y mi intención era subir otros fandangos que pertenecen a este otro. Miguel Vega de La Cruz, “El Niño Miguel” era la genialidad personificada, su música estaba revestida de la esencia telúrica, envolvente como tornado que arrasa dunas desiertas, vivificada en cada partícula de aire, y penetrante por cada poro de la piel hasta erizar el vello o crear un nudo en la garganta que se exteriorizada con la humedad en los ojos, porque Miguel hacía llorar, al instrumento y al oyente, por supuesto, esa cualidad no la ha tenido ningún otro guitarrista. Si el todopoderoso Paco de Lucía grabó un fandango de Huelva que tituló Aires Choqueros, Miguel grabó otro que sólo tenía en común con el primero el título, Brisas de Huelva, porque el contenido musical, la dificultad de ejecución y el sabor a muelle, Conquero y Ría, hacía por diez veces el del algecireño. Por supuesto, la vida los trató de distinta forma y Paco triunfó. Miguel, por desgracia, no. el duende, el fantasma, el pellizco, o ese ente inmaterial que solo los genios sacan a flote cuando les toca a ellos demostrarlo, ese cariz, no lo han tenido muchos profesionales de la guitarra. Miguel Vega sí. Y de eso pueden dar fe ellos mismos, salvos los hundidos por la envidia. En la época en que grabó sus geniales e incomparables discos, de la boca del instrumento debió salir algo sobrenatural, una fusión de esoterismo y duende, de transmisión misteriosa, envolvente, hecha con una fuerza que detenía las agujas del reloj, para obsequiar al oído de una música irrepetible, lo mismo que su persona. Desgraciadamente, si bien muy mejorado respecto a los años anteriores, en sus últimos años Miguel ya no estaba ni para tocar la guitarra, su enfermedad cancerígena estaba esperando transportarlo junto a Dios, que tal y como he oído en muchos comentarios, debe tener un puesto para él privilegiado entre los músicos del Cielo. Con una expresión de triste serenidad, entre el murmullo de los ancianos y desvalidos, nos regala este toque por fandangos. Espero que les guste. Descanse en paz eternamente este genio que nos dio Huelva. Francisco Cuaresma