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Mi Suegra Confesó la INFIDELIDAD de mi Esposa con su JEFE Así que las Eché a las Dos a la CALLE 3 дня назад


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Mi Suegra Confesó la INFIDELIDAD de mi Esposa con su JEFE Así que las Eché a las Dos a la CALLE

El día comenzó como cualquier otro, con Manuel Hunter apresurándose en su rutina matutina. Se puso su camisa de trabajo habitual, se alisó la corbata y se miró en el espejo, con 32 años y algunas canas en su pelo castaño, pero aún en forma. Su reflejo le dio confianza. Su vida parecía sólida. Lucy estaba en la cocina, tomando café y mirando el móvil. Manuel se inclinó hacia ella y le dio un beso rápido en la mejilla. Buenos días, cariño -dijo, cogiendo su mod de viaje. Buenos días -respondió Lucy sin levantar la vista de la pantalla-. Llegas tarde. Sí, el tráfico va a ser brutal hoy. Dio un trago a su café, haciendo una mueca al sentir que le quemaba la lengua. ¿A qué hora llegarás a casa? Lucy apenas hizo una pausa. Tarde. Está la cena con Norman, ¿recuerdas? Manuel asintió, tratando de recordar si ella lo había mencionado antes. Cierto. La cena con el jefe. Norman Coleman, el jefe de Lucy, había sido tema de conversación últimamente. Manuel supuso que formaba parte del juego del ascenso. Odiaba la sonrisa arrogante del tipo cada vez que se encontraba con él, pero Lucy juraba que era inofensiva. Entró en el salón, donde su suegra, Karen, estaba sentada con su labor de punto, inmersa ya en su rutina diaria. Buenos días, mamá, saludó Manuel, forzando una sonrisa. Aún no se había acostumbrado a tenerla siempre cerca. Hacía unos meses, Lucy había insistido en que dejaran que su madre se mudara, sólo por un tiempo, después de que perdiera su casa en un divorcio desordenado que el tiempo había convertido en meses. La presencia constante de Karen a veces le hacía sentirse como un invitado en su propia casa. Karen ni siquiera levantó la vista de sus agujas. Buenos días, Manuel. Sacudiéndose la tensión, Manuel cogió su maletín y se dirigió a la puerta. Antes de que pudiera girar el pomo, su teléfono zumbó en su bolsillo. Era un mensaje de Lucy. No te olvides, esta noche estaré fuera. Tengo una reunión importante con mi jefe. No me esperes levantado. Manuel miró por encima del hombro a Lucy, que ahora estaba absorta en sus correos electrónicos, una extraña sensación le tiró de las tripas, pero se la sacudió rápidamente. Lucy era ambiciosa.

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