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La reforma fiscal nos ajusta a todos menos al gobierno que la promueve

Varios medios tratan hoy el tema del impacto de la reforma fiscal y otros tantos reconocen su necesidad. La realidad es que la clase media aportará la mayor parte de lo ingresos fiscales y algunos calculan que puede ser por encima del 60% de los aspiraciones a recaudar. Desde el Banco Mundial que recomienda una reforma más simple hasta los gritos de cada uno de los sectores empresariales y actores sociales que serán afectados. La Fuerza Aérea Dominicana ha solicitado la adquisición de 15 anillos de oro de 10 kilates, cada uno valorado en RD$117,000. Es un ejemplo de gasto que una se pregunta si debemos pagarlo nosotros. Hemos reiterado que los países con mejores estándares de vida son los que tienen mayor presión fiscal pero también son los que tienen mejor control del gasto. Aquí nos ponen referencia esos países pero no aplican los controles que alli funcionan. Una comparación entre un diputado sueco y un diputado dominicano es el mejor ejemplo. Los diputados suecos no disfrutan de beneficios adicionales como los que tienen los parlamentarios de otros países, como presupuesto para fletar aviones, ayuda para el alquiler, dietas, contratación de asesores particulares, ayuda para gastos médicos, guardería pagada para los hijos y fondos para la divulgación del mandato, entre otras cosas. La inmunidad parlamentaria que es la patente de corso no existe. En RD quienes deciden sobre la carga impositiva que nosotros pagaremos vienen de partidos políticos que reciben miles de millones cada año de financiamiento público. Los partidos y el régimen de financiación son intocables. Dos exoneraciones por período, cofrecito y barrilito, oficinas territoriales pagadas con fondos públicos. También reciben RD$87,000 de entrada extra a su salario nor­mal; RD$35,000 en gas­tos de representación y una cuota mensual de RD$20,000 para combus­tible. Todos los legislado­res reciben RD$3,500 por asistir a las asambleas le­gislativas y RD$2,000 al acudir a las reuniones de sus comisiones, pudiendo recibir más si visitan otros espacios. Por ahora la propuesta de reforma no habla de cómo se reducirá el gasto del gobierno central en cosas tan simples como las nóminas. Porqué no pueden tocar las fugas como las que generan los consulados donde el dinero que debe ingresar se queda en manos de los cónsules premiados por sus apuestas políticas. En fin la tarea es que el sacrificio no sea solo para una parte.