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Pajarillo Errante - Familia Málaga Muñoz

Esta es una versión en familia de 1982 del yaraví Pajarillo Errante recuperada de un cassette de 1982 y con la que quiero contarles una historia. En 1950, con motivo de los 450 años de fundación española de la ciudad de Arequipa, el maestro Carlos Sanchez Málaga (compositor y director del Conservatorio Nacional de Música del Perú) estrena un arreglo para coro polifónico y solista de un yaraví arequipeño llamado Pajarillo Errante en Radio Nacional. En los archivos de la primera radio del Perú se guardaba esa sesión que hoy tenemos como una fuente de la historia de la música de mi familia y del país. El solista de esa tarde fue mi padre, Edmundo Málaga Muñoz. Pajarillo Errante. Edmundo Málaga. Arreglo Para Coro Polifonico y Solista, Carlos Sanchez Málaga 1950: https://open.spotify.com/track/4JXubl... Mis primeros recuerdos escuchando esta canción provienen de las tardes de los sábados a las que religiosamente, y a manera de misa, iban mi padre, mis tías y tíos, sus hijas e hijos y cuanta persona quisiera pasar una tarde de música en el club Arequipa de Lima. La anécdota no pasaria de eso si es que no escuchamos a detalle lo que sucede en esta grabación de 1982, recuperada por Víctor Málaga Muñoz en sus archivos. La familia se reunía religiosamente todos los sábados a cantar, comer, beber y soñar. Mi padre, que apenas bebía café, me subía a la vieja Land Rover verde con rumbo a un viaje que yo amaba en silencio. En la guitarra, Filiberto Málaga, quien había cosechado años de música popular del siglo XX en Arequipa con sus amigos (a quienes hoy apenas podemos citar sin jalarle las orejas a unos cuantos musicólogos), director de Radio Nacional y guitarrista empírico a quien aun hoy, a pesar de todo lo que pasó, le tengo una deuda pendiente. Fue él quien me dijo aquella frase políticamente incorrecta pero irrebatible que hoy forma parte hasta de mi profesión: Para hacer lo que dices saber hacer primero tienes que ganártelo. En las voces puedo reconocer a Alberto Málaga Muñoz, director del colegio Humboldt de esa época, una segunda melódica adaptativa a los planos que Edmundo planteaba. Ambos tenian años en los coros peruanos dirigidos por maestros como Carlos Sanchez Málaga o el gran maestro Manuel Cuadros Barr. Los conciertos en el Humboldt forman parte de mis recuerdos de infancia. Alguna vez vi a Manuel Cuadros y a Edgard Valcarcel en el club Arequipa haciendo música juntos y espero poder encontrar esos archivos para demostrarlo. Por cierto, y a propósito de esta pequeña semblanza, otro grande a quien vi ahi devorando camarones fue a Lucho Neves, el gran maestro pianista arequipeño, quien no solo era parte de la familia sino que fue quien intentó durante años que grabaran algo. Jamás los convenció, a pesar de la insitencia del primo Folo Martinez, el productor de PanTel (Panamericana de Televisión) quién llevo todas las producciones de los 80's a donde las recordamos. Nunca grabaron y ahi es donde la deuda personal se vuelve histórica y frustrante. Siguiendo con lo que escucho, la joya, no detrás sino encima, Victor Málaga Muñoz. En todos mis años de juguetes (porque para músicos ellos) jamás he conocido a alguien capaz de hacer lo que Víctor hacía. Cada vez que se armaba un 4 voces en esa mesa no había partitura. Voy a confesar algo que jamás he hecho. Nunca he vuelto a ver improvisación en armonía. Pero no de la de cantemos en terceras. La de movamos la función de la tonica por aquí y por alla, es decir, nos vemos en la tónica. Y Víctor era el contralto en el grupo. Edmundo ya tenia la voz principal, Víctor era un sastre de lujo para la volar sobre la malla que se armaba cada vez que Filiberto terminaba de dictaminar la tonalidad. Música es su más puro estado. Y aquí me quedo yo. Mis juegos de infancia no fueron quizás los mejores. En mi familia jugaban a armar armonía tonal usando su vida como folklore. Y el resultado era siempre un concierto. Para 4 voces. Único, irrepetible. Esta grabación puede haber sido totalmente diferente una semana después. No solo estoy seguro, lo sé. Pero cada sábado regresabamos como quien regresa a seguir probando. La experimentación basada en texturas musicales fueron mis juegos de niño. Hoy, que sé lo que eso cuesta, me siento desprolijo por decirlo menos. La verdad, lo desperdicié. Israel, el patriarca, no solía cantar abiertamente en estos ejercicios de vuelos de altura. Él ponía los silencios. Mi gran recuerdo con mi tío Isra era su cara de felicidad cuando todo esto pasaba. Esos 4 minutos de cada canción lo decían todo. Pero de música, sabía, y mucho. Hay una armonía en la familia por encima del lenguaje musical. Y él era eso. La vida me ha llevado por idas y vueltas. Pero jamás olvidaré los años de infancia, cuando los sábados íbamos a jugar a hacer música. Gracias. A mi familia, la que poco a poco perdí pero que me define, la música nos une. José Edmundo Málaga. 2022