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El monstruo del Lago Ness: Urquhart

Poco queda en pie del castillo de urquhart, apenas una torre llena de cicatrices y algunos muros que aún se niegan a olvidar un pasado glorioso, un mundo de caballeros andantes y princesas. A esta fortaleza tienen prohibido el acceso todos aquellos que no sean soñadores, quienes renuncien a la imaginación como un sexto sentido o los que se acerquen a curiosear como un mero pasatiempo… Sí, podrán pisar sus piedras, hollar la tierra sobre el agua, pero si no hacen el ejercicio de imaginar otra historia, de tratar de meterse en la piel de otro tiempo, la visita será decepcionante. Si otros castillos se encuentran protegidos por grandes acantilados, aquí es el archifamoso Lago Ness quien le sirve de defensa desde el norte. Ese era el verdadero monstruo que el invasor debía sortear para conquistar el castillo. El lago convierte la imagen en un paisaje romántico de un cuadro del siglo XIX y termina por darle el halo definitivo de grandeza. Esto que ahora piso era antiguamente un puente levadizo. Servía para la defensa, y al elevarse convertía la fortaleza en un recinto aislado e inaccesible desde tierra firme. Siempre que visitemos un castillo tenemos que tener claro que todo estaba dispuesto para evitar el asedio y para poder defenderse desde los muros internos. El puente levadizo, acompañado del foso, son elementos que se repiten en casi cualquier castillo. La arqueología data su construcción en torno a 1.200, pero mucho antes los pictos habitaban estas tierras y el propio San Columba podría haber hecho noche en una construcción previa, más humilde, 600 años antes. El principal foco de actividad estaba aquí, en la torre del homenaje, que en sus tiempos de gloria contaba con hasta 5 pisos. Era aquí donde discurría la vida de los señores del castillo. Esta zona, que hoy no se diferencia del resto de ruinas, fue en otro tiempo el gran salón. Podemos recrear en nuestra memoria a la flor y nata de la Edad Media, nobles y caballeros sentados aquí en cómodos asientos, dispuestos a un banquete con las mejores viandas de la zona y grandes cantidades de alcohol. Tampoco faltarían músicos que animasen la velada con canciones sobre gestas y grandes héroes. Los camareros deambularían en un constante frenesí entre el gran salón y la cocina, que estaban limítrofes. Las mazmorras y cárceles eran vitales en cualquier castillo. Su función era sobre todo albergar presos por los que se pedía rescate o custodiar al acusado hasta que se celebraba el juicio. Esta zona es la más antigua del castillo, los restos posiblemente de una primitiva mota, es decir, una construcción defensiva previa a la gran fortaleza que luego perdió protagonismo en favor de la otra zona del castillo. Desde aquí se contempla el palomar, construcción que proveía de aves a las cocinas del castillo y lo que fue una herrería, que previamente pudo ser un gran salón. Durante la baja Edad Media el castillo tuvo un gran protagonismo, sobre todo en las guerras de independencia de Inglaterra. Fue varias veces ganado y perdido por los escoceses. Durante el siglo XV conoció gran esplendor con la familia de los Grant, aunque no se libró de duros ataques por el clan de los Macdonals. Su declive y golpe final llegó a finales del siglo XVII, cuando recibió un brutal ataque por parte de las tropas inglesas en las guerras jacobitas del que ya nunca se recuperó, quedando abandonado a las inclemencias del tiempo y al pillaje de los moradores cercanos. Los restos que resistieron tan duras ofensas fueron incluidos a inicios del siglo XX en el Plan del Patrimonio de Escocia salvándose de la destrucción total y ofreciendolos como una joya al viajero que hoy trata de reconstruirlos en su mente. Vídeos similares de Castillos: Castillo imponente de Edimburgo:    • El Castillo de Edimburgo: lo que esco...   Castillo maravilloso de Stirlin:    • El Castillo de Stirling: una maravill...